La ventilación subterránea promueve las emisiones de CO₂ a la atmósfera



Por María Rosario Moya y colaborador@s

 
Los ecosistemas áridos, tales como matorrales, pastizales o sabanas, cubren el 40% de la superficie terrestre y juegan un papel clave en el ciclo del carbono. Generalmente, actúan como sumideros netos de carbono ya que la fijación de CO₂ por fotosíntesis suele superar a las emisiones de CO₂ fruto de la respiración de las raíces y de la descomposición de la materia orgánica del suelo por parte de los microorganismos. Tradicionalmente, se ha pensado que este CO₂ es emitido a la atmósfera en el mismo momento en el que se produce. Sin embargo, recientemente hemos demostrado que no todo este CO₂ es emitido inmediatamente, sino que parte se almacena en el interior del suelo, en la zona vadosa (la parte del suelo entre la superficie y el agua subterránea), y es emitido posteriormente por acción del viento. 

Este fenómeno, llamado ventilación subterránea, ocurre cuando el viento mueve el aire dentro de la zona vadosa, facilitando la liberación de CO₂ almacenado en los poros del suelo. Aunque algunos estudios previos nuestros ya habían identificado este proceso en ecosistemas del sureste de España, se desconocía su impacto global. Para investigarlo, hemos analizado datos de flujos de CO₂ y variables ambientales de 145 ecosistemas áridos y semiáridos en todo el mundo. Nuestros resultados muestran que uno de cada tres ecosistemas estudiados experimenta este fenómeno. Mediante modelos estadísticos, hemos identificado una alta correlación entre el CO₂ emitido y la velocidad del viento que indican que, efectivamente, el viento facilita la emisión de CO₂ en estos entornos. Dada la extensión de estos ecosistemas, se estima que la capacidad de almacenamiento de CO₂ de la zona vadosa a nivel global podría alcanzar las 2 Gt (gigatoneladas) de carbono, siendo comparable a la cantidad fijada anualmente por los océanos. 

La relevancia de los hallazgos de este estudio radica en que este fenómeno podría explicar que los ecosistemas áridos unos años actúen como fuente y otros años sean sumideros de CO₂ atmosférico. Sin embargo, si el viento libera CO₂ de manera regular, la capacidad de almacenamiento de estos suelos podría ser menor de lo estimado. Además, la expansión de estos ecosistemas debido al cambio climático antropogénico y la desertificación podría intensificar el proceso. En conclusión, este estudio resalta la ventilación subterránea como un proceso clave en la dinámica del carbono en zonas áridas y, por tanto, integrarlo en modelos climáticos mejoraría las predicciones del balance global de carbono y contribuiría al desarrollo de estrategias más efectivas para mitigar el cambio climático.